Déjate cautivar por la magia

 
 Santa Ana de Chiquitos (hoy Santa Ana de Velasco), cantón del Municipio de San Ignacio en la Provincia Velasco del departamento de Santa Cruz, Bolivia, se encuentra ubicada a 511 kilómetros de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Santa Ana de Velasco queda a media hora de San Ignacio de Velasco.Soy un enamorado de éste mágico pueblito, a tal punto que allí quisiera que algún día me entierren cuando nuestro creador decida que ya no tengo más que aportar en esta tierra bendita. Cada vez que visito Santa Ana de Velasco se me eriza todo el cuerpo, vibro con su cultura y me dejo envolver con el encanto de sus no más de 800 habitantes. Siempre me he quedado embelezado contemplando el ocaso sobre su templo, sentado en uno de los rudimentarios banquitos de su plaza (la única plaza misional sobreviviente en el mundo).

Santa Ana cuenta con los siguientes atractivos: i) su templo misional, ii) el huerto misional, iii) la casa del bastón, iv) la cultura viva, v) la música, vi) las danzas, vii) los juegos populares, etc. El visitante que llega a Santa Ana de Velasco experimenta algo único. Luego de registrarse en la Oficina de Turismo, el guía turístico lo conduce hacia el Templo Misional donde recibe una explicación pormenorizada de la historia de Santa Ana, del templo y de los misioneros jesuitas; luego asiste a un inusitado ensayo de la escuela de música, donde se aprecia a los niños aneños aprender a tocar el violin tal como se lo enseñaron sus maestros jesuitas hace casi tres siglos atrás; luego se escuchan las melodías del único órgano misional jesuítico que queda en nuestro planeta, construido por el Padre Martin Schmid y que tocado por las habilidosas manos de un niño aneño permite al visitante regresar en el tiempo.

Luego se realiza la visita al Museo, donde se guardan reliquias de la época misional; los centros artesanales, entre ellos donde se hace artesanalmente el "Rosario Chiquitano", hoy patrimonio del municipio de San Ignacio de Velasco; los eco-albergues, donde alegremente lo refrescarán con algún jugo de fruta de la temporada; y al caer la tarde un delicioso café en la “Casa del Café”, donde el visitante se deleitará con los horneados criollos aneños.

Luego de un corto descanso, para recuperar las fuerzas, viene la deliciosa cena de comida típica, donde destaca el “pipian” y a seguir se arma la fiesta. Llegan don Januario Soriocó, don Luis Rocha, eximios violinistas aneños, quienes con su grupo de música acompañados de la danza de las “Asucenas” (son las encargadas de la limpieza y de las liturgias del templo) hacen vivir al visitante la extraordinaria cultura chiquitana, haciendo a más de uno llorar de emoción.

Después de tantas alegrías, viene el descanso en los recientemente habilitados eco-albergues turísticos. Al despertar, las habilidosas manos de las propietarias de los eco-albergues sorprenden al visitante con un delicioso desayuno aneño, para que éste luego se dirija al templo a escuchar la misa. Después de la misa, se realiza la visita al cementerio de Santa Ana, lugar donde entierran sus muertos todas las comunidades vecinas ya que existe la creencia de que si lo hacen en las propias comunidades entonces comenzarán a morirse. Allí se escuchan muchas de las historias, relatos y cuentos de Santa Ana, como la de Don Nestor Peña, quien se sacaba su ojo de vidrio y lo dejaba ubicado estratégicamente en un tronco para supervisar el trabajo de sus trabajadores, los cuales sin embargo ni cortos ni perezosos, se resguardaban de la mirada inquisidora del ojo de vidrio cubriéndolo con un sombrero. La visita turística concluye con una breve visita a la Casa del Bastón (el Cabildo indígena), y luego un sabroso almuerzo.

A esta altura del día, el visitante no solo se habrá enamorado con la magia de Santa Ana de Velasco, sino que hasta incluso algunos habrán llegado a sentir una confusión de sentimientos… y no será nada más que el “Síndrome de Chiquitos” comenzando a apoderarse del alma y el corazón del visitante, y les aseguro que no se lo podrán sacar muy fácilmente.